La cripto-comunidad ha sido una de esas comunidades tan disruptivas contra los intereses creados, contra la hiper-vigilancia, y contra la represión financiera de los gobiernos, que ha sufrido en sus propias carnes desde sus primeros comienzos una buena dosis de hostigamiento y persecución, que les ha obligado a ir casi a la clandestinidad a varios países.
De hecho, todavía no sabemos ni siquiera quién es Satoshi Nakamoto que creó Bitcoin desde las sombras, evidenciando que sabía perfectamente dónde se metía. Detrás de este pseudónimo es muy probable que se oculte incluso un estado con el suficiente músculo científico-técnico-económico para inventar algo así de disruptivo, y que además tenga la capacidad de forzar a varios equipos multidisciplinares a mantener su trabajo en el más absoluto secreto.
Su ideal era crear una moneda anónima, sin nadie que controle ni supervise las operaciones, para apoyar una visión libertaria de la economía. Utilizando mecanismos similares, el Gobierno de China está preparando todo lo contrario: el 'eYuan', una criptomoneda controlada por el Banco Central que permita a las autoridades del país conocer todas las transacciones de todos sus ciudadanos, minuto a minuto. Y sus pruebas ya avanzan en varias ciudades.
Pero en el cripto-mercado han sido y siguen siendo muy habituales los giros bruscos en diversos países del globo respecto a su política pro-bitcoin o anti-bitcoin, pasando de un lado al otro de la línea divisoria con más facilidad que coherencia. Pero ahora es China la que se une a la transigencia con la cripto-economía.
Pero como parte de este mundo económico-financiero que no deja nunca que nos aburramos, y que nos sorprende un día sí y otro también, ahora China ha virado el rumbo en el cripto-mercado, y su tono al respecto ha cambiado muy significativamente. Dado lo habitualmente medido y dirigido de toda declaración pública de dirigentes chinos, lo cierto es que es 100% seguro que las declaraciones chinas que hemos visto recientemente no son simplemente algo casual e informal. Ya pueden asegurar que son igualmente algo muy intencionado.
Así, es sólo hace unos días cuando hemos asistido a ese cambio de discurso anteriormente anti-Bitcoin de los dirigentes chinos. ¿Por qué de este giro? ¿Y por qué ahora tras tantos años de hostigamiento de la cripto-comunidad por parte de las autoridades chinas?
Si algo pueden tener por seguro respecto a un estado totalitario como es el de China, lo cierto es que allí nada, absolutamente nada, ocurre por casualidad, y todo está minuciosamente planificado y medido, por mucho que algunas veces el tiro les pueda “salir por la culata”. Así que la pregunta oportuna y procedente no es otra sino: ¿Qué interés ha podido llevar a las autoridades chinas a cambiar la cripto-represión por la cripto-transigencia, o incluso la cripto-adopción?
Esta revolución supondría una amenaza existencial para los proveedores de pagos, especialmente para el gran duopolio que domina el mercado chino, WeChat y Alipay. Un servicio público que reemplace sus funciones y que deba ser aceptado por todos los comercios y usuarios haría redundantes sus aplicaciones.
Según datos del Banco de Pagos Internacionales, hasta 60 bancos centrales estarían trabajando en una versión propia de sus monedas en formato digital. Camboya, una dictadura excomunista vecina de China, ya ha puesto en funcionamiento la suya a finales de 2020.
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