Tecnología, futuro y dinero son tres de las principales variables que están marcando nuestro progreso, puede que en los museos del futuro los asistentes harán cola para observar “memes”.
El mercado del coleccionismo artístico digital vivió lo que puede ser un momento fundacional, una pieza de arte que no existe en el mundo físico fue vendida en una subasta de Christie's: el meme Nyan Cat, el famoso gato volador que deja un rastro de arcoiris, fue vendido en Internet con criptomonedas por un valor de hasta 580.000 dólares, el comprador no recibirá una escultura, ni una pintura, ni tan siquiera una copia, recibirá un token digital (o vale digital) conocido como NFT.
NFT son las siglas en inglés non-fungible token, que significa token no fungible, son activos digitales que está transformando rápidamente el mercado artístico, permitiendo revalorizar productos o bienes culturales que, hasta ahora, han circulado por la red de forma gratuita.
¿Cómo funcionan?
Obras tradicionales de arte como pinturas son valiosas porque son únicas. Pero los archivos digitales pueden ser duplicados con facilidad una y otra vez.
Con los NFT, el arte puede ser tokenizado para crear un certificado digital de propiedad que puede ser comprado y vendido. Como con las criptomonedas, un registro de quién posee lo que está almacenado en un libro de contabilidad compartido como el blockchain.
Los NFT también pueden contener contratos inteligentes (smart contracts) que podrían proporcionar al artista, por ejemplo, una parte de una venta futura del token.
Un negocio en expansión
En la actualidad, este nuevo mercado está en furor en Estados Unidos, donde ha desbloqueado un jugoso negocio para empresas reconocidas como: Ubisoft, Nike o Louis Vuitton. El año pasado se cuadruplicó el volumen de ventas de NFT alcanzando un valor de 250 millones de dólares, según un estudio de nonfungible.com.
Grandes ligas de deportes como la NFL o la NBA también han dado el salto a ese mercado. La asociación de baloncesto tiene un portal en el que se subastan vídeos cortos de jugadas que llegan a precios difícilmente creíbles. Un cromo coleccionable de un mate de LeBron James se vendió la semana pasada por 208.000 dólares. La jugada puede verse mil veces gratis en Youtube, pero el cromo es único.
Como ya ha sucedido con el auge de otros mercados como las criptomonedas, el aliciente de hacerse rico en cuatro pasos también ha facilitado las fluctuaciones de valor y las estafas. A principios de febrero se hizo público que un usuario anónimo fingió ser Banksy, uno de los artistas urbanos más célebres de las últimas décadas, para vender obras por más de un millón de dólares.
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